miércoles, marzo 08, 2006

Esperando a Godot

Hoy he recibido un escalofrío de emociones, un despertar agónico a la verdad del ser humano, una luz cegadora de expresividad. Hoy he vuelto al teatro.

Además, ha sido con una llamada de esperanza, de la belleza de este arte; de la vida que sigue teniendo entre bambalinas, con luces, sonidos, voces, y personajes.

Personajes: te abren las puertas; te provocan; te incitan a pensar; te enseñan; te incomodan; te abren las puertas al verdadero sentimiento. Aquél que surge sin tapujos, directo del corazón, sin intermediaros publicitarios ni mentales.

Así, con una presentación minimalista: un árbol, unas hojas y una roca. 2 personajes siempre presentes en escena. 2 invitados y un ayudante, caminan deshojando soledad, muerte, libertad, razón, sarcasmo, amistad, esperanza, amor, crueldad, miseria, esclavitud, cinismo, locura, cordura, sinrazón, compasión, exasperación,...

Adjetivos, que aunque llamativos, impotentes para mostrar toda la intensidad que transferida al espectador, reconcome su conciencia, y le hace dudar de su propia existencia.

Pero mejor, recogiendo las hojas desprendidas en la escena, tomar su voz:
"Tú quieres que reconozca los matices del fango"
"Somos magos"
"¿Crees que Dios me ve?"
"Los miserables no tendrán compasión"
"Ha resultado fácil, ¡Querer es poder!"
"El aire está lleno de nuestros ruidos, pero la costumbre los ensordece"

¡GRACIAS PLÉYADE TRAMPANTOJO!

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