Viernes tarde, el tren se llena camino a la multitud,
distintos pensamientos recubiertos de falsa cotidianeidad,
precipitándose acurrucados ante la próxima eventualidad,
sin determinación ni proposición de rectitud.
Ante eso el presente se dispone rápido y cruel,
juez de las oportunidades planteadas y rechazadas,
inevitable testigo de un cruel devenir justificado,
mordaz serpiente hambrienta de stress.
Pero el viaje termina, la vida igualmente sigue,
las personas se olvidarán de mi presencia,
como la mayoría, en otras tantas situaciones...
The Pilgrim
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