Abres la luna a la comprensión, mientras el corazón hace diseños de implantes para sentimientos, un cañón oxigena la profundidad del bosque, la razón se evapora entre el calor de la conversación y un país bajo reclama conexión con la patria de la diversión en su máxima expresión. Donde ponencias dirigidas a la benevolencia de los asistentes huyen de la masificación para una abundancia que pinta con color la irracionalidad del poder, cubierto todo ello con ganas de cambiar el universo, aderezado con la maravillosa hospitalidad de los lucenses quienes convencen que se puede aunar la vida con belleza y diversión.
Y espero que nunca nadie olvide las danzas tribales ante el बुद्ध (buddha) liberando toda la creatividad y la imaginación de unos frikkis llamados a ser un día los investigadores del diseño del ambiente mezclado con la elucubración que se destapa a media madrugada gracias a un buen whisky añejo.
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