lunes, octubre 13, 2008

Ella no había sentido la necesidad de oír mi voz

Entre tantas palabras, tantos pensamientos, tantos giros, interrogantes, celeridad y prisas, me doy cuenta de la importancia de la voz, y de la propia causística del tiempo.
Las luces avanzan tras los días representando recuerdos e imaginando nuevos parajes a descubrir y entre tanto, como muchas veces se repite, transcurre la vida.
Todo tiene un sentido, y siguiendo las rimas de una escritura automática, percibo sin miedo que tengo que estar orgulloso de lo que soy.
Y entre tanto temor generado por el dinero, quizás sólo quede mirarse en el interior de uno mismo. Pero siendo realista, sincero, paciente y autónomo.
De ese modo llego a la conclusión: No somos nadie sin un entorno de gente, pero lo somos todo si nos sentimos queridos.

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