martes, noviembre 10, 2009

La Bella Durmiente

Gracias a la causalidad de mi vida, hace unos días descubrí a una bella durmiente, un reflejo de una experiencia pasada, una evolución entre el sentimiento que cubre el sendero que rodea mi vida y la realidad que me permite avanzar en mi conocimiento interior.

En su presencia, logro relajarme, logro conocer esos instantes de paz que normalmente se ocultan tras la falta de sensibilidad que rodea tantas veces la sociedad actual. Es un paraíso de dulzura, contacto y tranquilidad que me sume en un estado de iluminación, donde el tiempo pierde todo su sentido, y palabra tras palabra, mirada tras mirada, roce tras roce, me infundo de felicidad a través de ella porque me encuentro totalmente protegido.
Y me habla de mis ojos y mis movimientos, que significan más que mis propias palabras...y con ella mis lágrimas encuentran la energía para fluir suavemente, y dejar las corazas que llevo para mantener intacta mi esencia de niño pequeño, inquieto y curioso, alegre y con la sonrisa de que la vida es un proceso donde la máxima se halla en los pequeños detalles.

Siempre soñé que pudiera conocerla, desde que era pequeño sentía que hallaría una mujer que me brindaría eso que buscaba con tanta ansia. Recuerdo un sueño en que la vi en una iglesia, como un ángel, que incluso cuando era pequeño la representé en una compañera de colegio, luego encontré una ninfa a la que brindo toda mi confianza y más tarde una Maga Blanca de la cual aún tengo que aprender muchas cosas sobre la vida.

No sé cuanto tiempo podré seguir disfrutando de este tesoro, de esos instantes, de esos ojos que iluminan mi paz, pero por ahora ya estoy contento, ya haberla encontrado es suficiente para brindarme un poco de luz...y saber que si esta vez fuera una estrella fugaz lo que he visto, puedo encontrar aquella estrella, o transformarme yo en ella, donde mi esencia sea la única que exista.

Sólo con poder devolverle la felicidad que tenía cuando era pequeña y que volviera a encontrar a esa niña risueña que jugaba con los duendes en el bosque de la inocencia, y crearle un espacio de paz donde sólo se expandiera pureza y tranquilidad y que ella fuera el ser más importante que existe, sólo con eso, ya me conformaría y podría seguir mi camino, mi peregrinaje en la vida.

Quizá si recibiera un beso, le despertaría su sendero interior y abriría la luz de sus ojos, que en momentos de relajación entorna...

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