Enamorado de una flor de mar
Endiosar a una mujer es mi cárcel
No quiero llamar a la puerta del destino
¿Quién sabe lo que me ocurrirá mañana?
Luces danzan entre noches calurosas y amaneceres solitarios
gritos ahogados de una niñez solitaria entre sombras cálidas
y me dirijo al presente y veo que tengo los ojos verdes.
Lo pedí hace mucho tiempo y ahora es realidad.
Me miro al espejo de los lamentos
y me río,
quien dijo que en los demás estuviera la respuesta acertada.
Los sueños son propios de los ángeles
...y también de los mortales.
...y también de los mortales.
Doy otro paso y el infierno de la incredulidad me sonríe.
Un bufón, una emoción y un contacto
Enderezo mi cuerpo y la noche me sorprende
Me dice: "Provengo de una cueva de monstruos ancestros..."
Elevo mi cabeza y el río se lleva mi cabello antiguo
la creatividad fue el juego de los niños que pintaban casas rotas
la imaginación rompió los esquemas
y Buckowski me abrazó en italiano.
Un laberinto de sucesos que se duermen en un infinito aparente
pues la eternidad ya perdió todo su sentido
y el momento se derrite con el calor de la capa de ozono
alimentada por carros quemados por el asfalto verde.
Toda esa oscuridad agarra la ropa de los desvencijados
las guerras alimentadas por el dolor del control
ese dolor que pasó del miedo a la fobia de la soledad
dejando un rastro nauseabundo y mezquino.
Y cuando la noche, nuestra noche, pierde la última estrella
surge una luz más bella,
surge una emoción más pura,
surge el rastro de la libertad como luz incandescente.
Y no quiero preguntarte por qué te gusta
y no quiero soñar con tu futuro
y no quiero dejarte sólo un instante
porque...
¿por qué?
¡Por qué!
Por el único motivo,
por el simple motivo, de estar vivo.
por el bello motivo,
Un laberinto de sucesos que se duermen en un infinito aparente
pues la eternidad ya perdió todo su sentido
y el momento se derrite con el calor de la capa de ozono
alimentada por carros quemados por el asfalto verde.
Toda esa oscuridad agarra la ropa de los desvencijados
las guerras alimentadas por el dolor del control
ese dolor que pasó del miedo a la fobia de la soledad
dejando un rastro nauseabundo y mezquino.
Y cuando la noche, nuestra noche, pierde la última estrella
surge una luz más bella,
surge una emoción más pura,
surge el rastro de la libertad como luz incandescente.
Y no quiero preguntarte por qué te gusta
y no quiero soñar con tu futuro
y no quiero dejarte sólo un instante
porque...
¿por qué?
¡Por qué!
Por el único motivo,
por el simple motivo, de estar vivo.
por el bello motivo,
1 comentario:
Mr. Pligrim:
Permítame que me descubra ante usted. Con esta poesía me ha dejado sin las escasas palabras que podrían haber surgido de mi garganta o de mis dedos en este caso.
Solo acierto a decir FELICIDADES!!!
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