Mar agitado y sombrío
me lanzas entre mensajes livianos
hallar una aguamarina enterrada
tras una torre de Atlántida.
Avanzo tras arco iris balbucientes
embarcado en papel,
armadura de azúcar y sal,
a la búsqueda de esa nieve dulce.
Náufrago sin isla conocida
borro mapas antiguos
pues en este nuevo mundo
el tiempo es ave fénix carbonizada
y la única brújula
es autenticidad, gallardía.
Dejo así ninfas, diosas, gatas y elixires,
cadenas expectantes a la razón,
roca indigesta para mi volcán
para quedarme solo ante el águila
como cetrero navegante,
montarme a lomos de delfines
y surcar la distancia
entre joya y pasión.
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