Maniquíes desfallecidos queman contenedores de papel metálico
y tú lees este verso.
Árboles centenarios degüellan al último ángel del pleistoceno
y tú miras la televisión.
Juguetes de sarín alimentan el lenguaje natural con pelotas duras
y tú bebes de ese vaso.
Gases impolutos perfuman el cielo ácido tras apisonadoras dirigidas
y tú comentas el partido.
Te levantas a trabajar como un esclavo,
donde tus horarios están marcados,
con un ropaje para vivir acomodado,
y tras un sueño de imposibles ya trazado.
Im-posible, trans-posible, com-posible, com-postable, re-postable, re-emplazable, emplazable, (n)ración-ales...
¿Imposible racionales?
Falacias...
Únicamente una mente racional
basada en el pasado
.
.
.
miedo.
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