Un giro enclaustra tras el silencio
temor.
Mi reflejo en el suelo
camina áspero con suspense rutinario
el aprendizaje del legionario sin batalla
que ilumina piezas de ajedrez
en el infinito diario.
No hay música en ese recital.
MI índice bromea de pulgar
sin pinzar un ápice de realidad
insulsa
a traspiés de corazones alzados.
- ¡Hace falta anular para quebrar el miedo! -
desdice un meñique blanco de euforia. Tímpanos electrocutados
lo afirman en coro.
Mi planta grita soledad en un balcón.
Llena de diamantes
vomita con aquarius y Primperán
sequedad pintada con rabia,
marrones rayados en tempura.
mientras mi cucaracha
olvida
que tu abeja vino para ayudar.
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