Hay momentos en que la reflexión tiene un fin, y ves cómo todo se entrelaza para cambiar ligeramente el rumbo del camino. Allí, donde la oscuridad se pierde poco a poco y la luna sale para dar luz al amanecer de nuevos sentimientos.
En ello ha contribuido la visión de Caótica Ana con mi arco iris y unas gotas de lluvia sobre el firmamento que me han mostrado los pasos necesarios a llevar a cabo. Pero esto es sólo el principio, y tal como el peregrino es mi cómplice literario durante ya 100 posts, este blog también ya empieza a sufrir una pequeña metamorfosis...
También quería hablar del caos de Ana pero me ha impactado tanto este último film de Médem, que sólo puedo decir que es de las pocas películas que me he estremecido de principio a fin, y que la recomiendo casi como imperativo para aquellas personas que sientan el latir en su corazón.
Que el viento salado del mar cubra tus sueños con esperanzas, tintando de vida y amor la señal que dejan las experiencias. Todo es efímero... sensaciones, aprendizaje, pensamiento. La rueda gira sin control, hasta comprender que ese es el propio fin de la existencia.