Te mueves entre agua, paz de silencio,
añoranza de pasado creativo,
calor de una bebida cubierta de sal,
o viento removiendo tu alma blanca.
Las letras se escapan presas de un conjuro,
y ante la falta de alegría, alimento mi silencio,
arranco mi grito de orgullo hambriento,
asumo mi penitencia como reto.
Cerrado, me encuentro ante el mundo,
aura negra malabarista y mezquina,
ausencia de sentido y equilibrio,
suspiro perdido de color.
Pero te busco y, a la vez, te pierdo,
me enseñas tanto como me quiebras,
como perro tragado por su ladrido,
como palacio quemado y asolado.
Der Pilgrim