Incendio dormido

Porcelana duna

me acerco,  te acaricio
y como un niño
el huracán de flores marchitas
abrasan mi dique.

Me tumbo, te miro
tu loba clama tacto
mi camaleón aprehende lengua
y una gota espejo
se duerme desierta.

Mis manos, tu piel, mis dedos, tu pelo, mis acordes, tu cuerda
.
Suspendo
.
Camino por tu valle,
me deslizo por tu instinto,
giro por tu susurro,
volteo por tu monte.

anhelo
quiero
persigo

y atento escucho
la luz del silencio.

Espuma ansiosa

Te veo
Un fantasma me raja

la noche
donde la ola resaca
me amarga miel

Se vierten
monedas arena
y carros
deshuesados

estrías latentes
vierten su espuma

catalizan mi deseo
tu ostra en cava

ese faro

abracadabras emocionales

este acantilado

cosquillas derretidas en ámbar

aquel musgo

plumas deseando pintarte carmín

Sin querencia de rumbo
lanzo a San Jorge

Me ahogaré

pero tantas veces he rozado el agua
y sigo
sin saber nadar.

Fuego de juguete

No tengo por qué
seducirte,

si en el cambio de estación
somos iguales,

pues la llamada ocre
alimenta nuestros pies.

El espacio es libre
para atrapar
caricias vírgenes
y
nueces tiernas.

El deseo por encontrarnos
es el baremo:

+ Sí: el contacto surge.
- No: cada uno en su silla.

¿Dónde se encuentra el regalo?

Una fina lluvia
moja mi cabello.

Cables en la pared

Me he pinchado el corazón
con píxeles y emoticonos.

No lo entiendo.

Desconozco
el tacto
al acariciarte.

No he visto
cómo respondes
ante mis aspavientos.

Me faltan acordes
para adivinar
el ritmo
de tus recitales.

Impotente

¿me habré enamorado
de mi propia fotografía femenina?

osado

¿habré atravesado el río virtual
para alcanzar
un atisbo de tus rizos?

iluso

¿habré confundido
tus apariciones en mis sueños
con heridas de amanecer?


Demasiadas preguntas

que componen una sinfonía profunda
en mi habitación.

Espero.

El reloj
camina aún como un cangrejo.

Copos blancos

Miro la pantalla.

Mi teclado gotea
guiños, sonrisas, compañía
y una patita
que me toca el pie.

El reloj me señala
y des-cuenta engaños pasados.

Toco el folio perenne
repleto de conchas, monedas y linces.

La silenciosa asimetría de mis latidos
busca protagonismo,

pero solo

tengo poemas y retratos.


Ovillo enmarañado.


Quemo la alevosía
por sueños cambiados.

Quiero bañarme
en una isla
con nombre de mujer.

Me sereno.

El sol nunca miente

y tu mirada

sigue marcando mi rumbo

Aguamarina dulce

Mar agitado y sombrío
me lanzas entre mensajes livianos
hallar una aguamarina enterrada
tras una torre de Atlántida.

Avanzo tras arco iris balbucientes
embarcado en papel,
armadura de azúcar y sal,
a la búsqueda de esa nieve dulce.

Náufrago sin isla conocida
borro mapas antiguos
pues en este nuevo mundo
el tiempo es ave fénix carbonizada
y la única brújula
es autenticidad, gallardía.

Dejo así ninfas, diosas, gatas y elixires,
cadenas expectantes a la razón,
roca indigesta para mi volcán
para quedarme solo ante el águila
como cetrero navegante,
montarme a lomos de delfines
y surcar la distancia
entre joya y pasión.