Dejaron los pájaros en el albaicín su memoria
tras huellas arrinconadas en el firmamento.
Cubrieron su estima de cláusulas y cerrojos.
Tiñeron de autoflagelación sus suspiros.
Ahogaron su cantar con pretensiones huecas.
Desaparecieron
Las peripecias de un caminante, aprendiendo de las letras y las vivencias, ilusionándose por la creatividad intrínseca del ser humano y descubriendo la belleza de la poesía entre ontologías de comportamientos.