martes, abril 26, 2016

El enrojecimiento ausente

Quemo Rabia
tras los papeles aún húmedos
de la distancia
angular y kamikaze
soleada sobre mi mirada.

No puedo resistir.
Desgarro el grito ausente del sufrimiento
político oprimido exigido forzado
tras barreras
indivisibles de factos empoderados,
de rémoras fusiladas,
de anémonas ahogadas en petróleos souvenires.

Me muerdo la pierna.
Porque la boca la tengo llena de
llagas lacrimógenas y putrefactas,
rancias espinas impertérritas,
tras el diván de otro programa más de RECONÓCEME VIP.

Abrazo el llanto.
Dreno la opresión individual
de quienes aman el bypass
y degüellan el colectivo cegado
por luces neón y dibujos ancestrales.

¡GRITO!

¡LLORO!

Trasciendo el pantano del fondo
del pasillo aún mojado con lamentos anclados en guerras florecientes
y resbalo
como de niño
patinaba por el súmum inocente
de quien no conoce

el miedo

a la
realidad.


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