tan débil como un pétalo ante una lágrima,
ausente del mundo, brindándole amor.
Está en el palacio de la antigüedad,
resonando prendas talladas con la belleza,
a camino entre la soledad y la libertad
anhela el jugo amargo de la realidad.
Cristales de UKE caen en sí cansinos,
tintados de melancolía rosa,
un racimo sentimental y quebrado,
suspiros de juguete triste y roto.
Pero el niño alegra su mirada,
es un ángel con una nana negra,
sonando al compás de Maquiavelo,
recitada al tenor de la muerte.
Der Pilgrim
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