
Allí, donde la realidad se come la aventura y el desprecio clama una puerta al sol, la escapatoria se encuentra a la vuelta de la esquina del círculo. Es el contrasentido de una esperanza improvisada y una mirada dirigida al contorno del corazón.
Y entre todo ello, la memoria guarda la suficiente cordura para reconocer que la angustia es algo efímero y que en los recuerdos sólo quedará la felicidad.
Pero el miedo no existe, sólo un reto más por superar, una montaña más que escalar, en la búsqueda por volar en la inmensidad.
Será porque anhelo un beso tuyo...
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